Nunca como hoy estuve tan segura de que te amo. Y nunca estuve tampoco tan resignada a dejarte ir. Me voy a morder la lengua, a cortar las alas. Voy a abrazar la idea de una vez por todas de que ya no estaremos juntos.
Me duele porque eres tan parecido a lo que siempre soñé, que tengo la certeza de que eres para mí. Me duele porque me encuentro otra vez en mi infancia afuera de un aparador, viendo el objeto de mi deseo separado de mí por un cuerpo transparente, casi invisible. Podría este día hacer llover cristales e intentar atraerte hacia mí, pero opté por la resignación.
Caminaré por donde tenga que caminar y seguro me toparé con mucha gente. Tal vez les permita besarme y acariciar mi piel, esa misma piel que siempre te va a esperar en un estado de parcial vigilia. A lo mejor hasta les llegue a decir te amo. Pero la realidad es que siempre llevare muy dentro una fotografía de tus ojos y de todos sus océanos y ahí me refugiaré cuando el mundo se me venga encima.
Җ
Hoy he decidido que te voy a esperar. No sé si sea sensato, no sé si sea saludable, pero te voy a esperar. Esperaré sentada a que un buen día, invadido de pasión, me tomes por los hombros y sin permiso, me des un beso que cualquier francés envidiaría por su profundidad, por su lucidez, por su perfume. Esperaré a que una madrugada, me sorprendas en la puerta de mi apartamento, diciéndome que las ansias de tenerme te obligaron a cruzar la ciudad (o el mundo en este caso).
Esperaré con los ojos limpios y con una sonrisa medio natural, y con la otra mitad construida por trozos de una esperanza franca e infantil. Mientras llega el día en que le grites a todo el mundo que me amas, yo voy a estar aquí, buscando equilibrar esto que siento. Trataré de no amarte tanto para no presionarte con mi magma.
No voy a exigirte nada. Tal vez llore en silencio, en mi almohadón preferido, aquí en mi cuarto, pero cuando salgamos a caminar por la Ciudad estaré nueva, sonriente, y te hablaré despacio. Mientras andamos por las calles te contaré cientos de historias, como en nuestras primeras noches, allá en Arabia. Te contaré de princesas ataviadas con mortales cimitarras, de genios de ojos de lumbre, de niñas que corren descalzas.
Ojalá un buen día me desgarres la ropa, me aniquile tu fuego, ojalá me des miedo. Espero paciente a que desees esto que por derecho te pertenece y que llevo tantos crepúsculos ofreciendo. Por desgracia mi amor, mientras te espero, este cariño se evapora, se va ausentando entre trocitos de silencio.
ش
**Que hacer cuando te sabe amarga una noche, cuando no encuentras la razón de las cosas?
Como se permite el ser humano llegar a estos estados de indefensión voluntaria?
No lo se.
Tiempo, vete rápido
Tiempo, no te detengas.
Siento la dualidad en mi espina dorsal.
Siento como va mutando mi buena voluntad.
Siento como me desgarras, más.
Siento, siento, siento.
Lo siento.
Dualidad exagerada.
Los dos puntos de vista sobre lo obvio**
Lo dicho, no dejas de sorprenderme =)
Bienvenida al club de los mortales.