Te voy a hablar a tí, tú sabes quien eres, no necesito inculpar a nadie, ni poner nombres ni mucho menos explicar nada (quizá eso sea lo que quieres), tan solo dejémos las cosas en que yo sé que tú eres. A tí te hablo.
Yo no sé a ciencia cierta que ganas con hacerme ésto.
Sí, sabes mi dirección, sí, sabes quién soy, ante tí no me escondo ya detrás de ningún anonimato, ante tí estoy totalmente expuesta, ¿qué quieres?.
¿Quieres que te pida perdón? Te lo he pedido un millón de veces, me he cansado de repetirte que soy un puto ser humano, uno que comete errores, algunos que duelen, que lastiman.
¿Que necesitas? ¿Verme temblando, que te ruegue, que llore más, que desaparezca todo rastro de mí? ¿Quieres que me muera? ¿Quieres verme sufrir?.
Tú sabes más de mí de lo que yo quisiera en éstos momentos, pero me estás subestimando.
Si merezco ser castigada no es algo que te corresponda hacer a tí, en mi vida he tenido suficiente dolor como para seguir dejando que tú me provoques algo más.
Sí, he cometido errores y he jodido muchas cosas, pero tú no eres la excepción, tú no eres un ser humano perfecto, tú, al igual que yo, hiciste daño.
Estás llegando demasiado lejos y no quiero ser yo la que empieze a hacer daño de verdad.
No estoy sola, no soy un ser humano indefenso que no puede fraguar pendejadas (como lo debes de saber) y llevarlas hasta sus últimas consecuencias.
¿Que quieres que te diga?
El arrepentimiento dicho no arreglará nada y, después de todo, no se si valga la pena.
Yo solo quiero estar tranquila y no saber nada más de tí, no porque el olvido sea la solución, sino porque el enmendar el camino es algo que tengo que hacer sola, sin tus azotes, sin tus escupitajos, sin tus mentadas de madre y tu terror psicológico.
Quienes me conocen (no por encimita, conocer de verdad) saben que no soy toda la pinche mierda que tú crees. Quienes me conocen tienen derecho de decirme, de pedirme, de exigirme. Tú no. Tú simplemente caiste en la idea de que soy algo. Sí, algo. Y no lo soy, soy alguien.
Y ese alguien ya se cansó de éstas mamadas.
Ese alguien ahorita está dispuesto a joder en serio, a arremeter con todo lo que tenga a la mano porque una cosa es arrepentirse y otra es ser un punching bag.
Porque no voy a perder ni la dignidad, ni el amor propio, ni mucho menos eso que me hace ser tan yo y que, para tu pesar, me gusta.
A éstas alturas, no me importa nada más que mi seguridad y la de las personas que quiero.
Sí algo pasa, entonces sí, ahí sí, me vas a conocer.