Tengo un blog (neeeeta?) y cada día voy descubriendo cosas, por él y por la red de redes. Por ejemplo, tengo acceso a libros, a música, a historias, a personas que probablemente nunca conozca.
Hace unos días me volví jóven de nuevo -después de los 25 está cabrón- y decidí que mi meta de la semana sería tener en mi poder la colección de las 500 canciones más grandiosas de la historia según la Revista Rolling Stone -misma que carece de credibilidad para mí en el sentido estricto de la palabra, pero que me llamó la atención por ser una lista muy jocosa-.
Llegué a la meta como en 2 días -mi parte compulsiva andaba medio muerta, al igual que la banda ancha que disfruto en ciertos lugares-.
Algunas -muchas- rolas ya las tenía, pero por alguna razón extraña mis oidos y mi alma necesitaban un soundtrack al azar, algo no escogido por mí. Necesitaba someterme al estándar musical de otros de manera conciente. Quería sentir eso de nuevo. Quería tener ésa sensación de asombro por algo.
Me senté, le agregué la rolas al winampis y vámonos recio en el túnel del tiempo.
Durante toda la jornada se dibujó una sonrisa en mi rostro, una sonrisa sincera que estaba recordando y descubriendo cosas, sonidos, letras y, por momentos, la gente que escuchaba sonrió conmigo, tuvimos un vínculo real y una complicidad compartida tan solo con ciertos acordes y recuerdos, tuvimos un viaje al pasado, recordando cuando la música sonaba en todos lados, al volúmen máximo.
La lista, per se, es escandalosamente arbitraria, tanto, que precisamente ahí es donde radica su encanto. Va desde las canciones más elogiadas y populares hasta las tonadas mas simples.
A mi parecer, faltaron muchas y sobraron más, pero como dije, eso es cuestión personal, ya saben, preferencias y gustos.
Ya con mi meta cumplida, ya con la sonrisa en el rostro -de satisfacción-, es que ahorita tego mi soundtrack para tiempos nuevos y viejos momentos.
Agradezco a la Rolling Stone por darme quebrada de no pensar y nomás sentir, por hacer que imaginara historias con la de Chapel of love o recordar a familiares en sus ochenteras épocas prendidosas al ritmo de Purple Rain.
Gracias a todos esos incómodos y arbitrarios jueces del sentir ajeno llamados "críticos" por recordarme que mi disco duro siempre tendrá espacio para Little Richard, James Brown, Chubby Checker, The Animals y los Bee Gees.
Agradecida enormemente estoy por sacarme de mi mundito y enseñarme que puedo presindir de muchas melodías de vanguardia con tal solo poner play al Lynyrd Skynyrd, que con Guns & Roses uno se rié mucho y, sobre todo, que los Beach Boys siempre estan cerca del corazón y del estéreo.
La música tiene propiedades curativas, recreativas, es tan plena. Sigo adentro de la mierda pero sigue ahí la esperanza, al escuchar el tarará, de que Every little thing it's gonna be alright.
Me acordé de compas que tenía, que tengo y seguramente tendré. Sentí la pinche brisa marina en la cara con las rolas que usamos para ir on the road, recordé declaraciones amorosas en una pista de baile, en una fiesta, en un terreno baldío, saboreé la mary que solíamos fumar en la casa de atrás de la prepa, las caguamas matutinas, el compartir el presente con personas que no estaban interesadas en un futuro.
Obviamente, ahora los acordes suenan y traen otras cosas consigo. Sonrio ahora por lo bien que se sintió cagarla tantas veces, por lo edificante que fué enmendar errores y seguir adelante. Estoy gustosa de mis errores, porque me han permitido aprender, de lo que he vivido, de lo que he dicho, de la gente que quise y que se fué, de la gente que quiero y se quedó, de la gente que querré y va a estar ahí.
La lista de la Rolling Stone me ayudó a evadirme un rato, a salirme de mi misma y volver a sonreír (preguntaba Carrie que si cuando podría sonreir de nuevo, le contestaron que cuando pasara algo realmente gracioso). Quizá suena bien pinche orate, pero es la verdad, con ésa lista recordé lo que me gusta hacer, quienes me gustan y que cosas disfruto. Les dije, youth again.
Ya lo decía Nietzsche -y es algo que repito siempre, siempre-, sin música, la vida sería un error. Hoy, la meta es otra, ya ando trabajando en eso, pero seguramente lo conseguiré con el funk sonando fuertemente.
C'mon, play that funky music white boy, play that funky music right.
Hace unos días me volví jóven de nuevo -después de los 25 está cabrón- y decidí que mi meta de la semana sería tener en mi poder la colección de las 500 canciones más grandiosas de la historia según la Revista Rolling Stone -misma que carece de credibilidad para mí en el sentido estricto de la palabra, pero que me llamó la atención por ser una lista muy jocosa-.
Llegué a la meta como en 2 días -mi parte compulsiva andaba medio muerta, al igual que la banda ancha que disfruto en ciertos lugares-.
Algunas -muchas- rolas ya las tenía, pero por alguna razón extraña mis oidos y mi alma necesitaban un soundtrack al azar, algo no escogido por mí. Necesitaba someterme al estándar musical de otros de manera conciente. Quería sentir eso de nuevo. Quería tener ésa sensación de asombro por algo.
Me senté, le agregué la rolas al winampis y vámonos recio en el túnel del tiempo.
Durante toda la jornada se dibujó una sonrisa en mi rostro, una sonrisa sincera que estaba recordando y descubriendo cosas, sonidos, letras y, por momentos, la gente que escuchaba sonrió conmigo, tuvimos un vínculo real y una complicidad compartida tan solo con ciertos acordes y recuerdos, tuvimos un viaje al pasado, recordando cuando la música sonaba en todos lados, al volúmen máximo.
La lista, per se, es escandalosamente arbitraria, tanto, que precisamente ahí es donde radica su encanto. Va desde las canciones más elogiadas y populares hasta las tonadas mas simples.
A mi parecer, faltaron muchas y sobraron más, pero como dije, eso es cuestión personal, ya saben, preferencias y gustos.
Ya con mi meta cumplida, ya con la sonrisa en el rostro -de satisfacción-, es que ahorita tego mi soundtrack para tiempos nuevos y viejos momentos.
Agradezco a la Rolling Stone por darme quebrada de no pensar y nomás sentir, por hacer que imaginara historias con la de Chapel of love o recordar a familiares en sus ochenteras épocas prendidosas al ritmo de Purple Rain.
Gracias a todos esos incómodos y arbitrarios jueces del sentir ajeno llamados "críticos" por recordarme que mi disco duro siempre tendrá espacio para Little Richard, James Brown, Chubby Checker, The Animals y los Bee Gees.
Agradecida enormemente estoy por sacarme de mi mundito y enseñarme que puedo presindir de muchas melodías de vanguardia con tal solo poner play al Lynyrd Skynyrd, que con Guns & Roses uno se rié mucho y, sobre todo, que los Beach Boys siempre estan cerca del corazón y del estéreo.
La música tiene propiedades curativas, recreativas, es tan plena. Sigo adentro de la mierda pero sigue ahí la esperanza, al escuchar el tarará, de que Every little thing it's gonna be alright.
Me acordé de compas que tenía, que tengo y seguramente tendré. Sentí la pinche brisa marina en la cara con las rolas que usamos para ir on the road, recordé declaraciones amorosas en una pista de baile, en una fiesta, en un terreno baldío, saboreé la mary que solíamos fumar en la casa de atrás de la prepa, las caguamas matutinas, el compartir el presente con personas que no estaban interesadas en un futuro.
Obviamente, ahora los acordes suenan y traen otras cosas consigo. Sonrio ahora por lo bien que se sintió cagarla tantas veces, por lo edificante que fué enmendar errores y seguir adelante. Estoy gustosa de mis errores, porque me han permitido aprender, de lo que he vivido, de lo que he dicho, de la gente que quise y que se fué, de la gente que quiero y se quedó, de la gente que querré y va a estar ahí.
La lista de la Rolling Stone me ayudó a evadirme un rato, a salirme de mi misma y volver a sonreír (preguntaba Carrie que si cuando podría sonreir de nuevo, le contestaron que cuando pasara algo realmente gracioso). Quizá suena bien pinche orate, pero es la verdad, con ésa lista recordé lo que me gusta hacer, quienes me gustan y que cosas disfruto. Les dije, youth again.
Ya lo decía Nietzsche -y es algo que repito siempre, siempre-, sin música, la vida sería un error. Hoy, la meta es otra, ya ando trabajando en eso, pero seguramente lo conseguiré con el funk sonando fuertemente.
C'mon, play that funky music white boy, play that funky music right.
AUDIO
La lista aquí
HUMOR
Better but not ok
DATO CURIOSO
Who'll stop the rain?
La lista aquí
HUMOR
Better but not ok
DATO CURIOSO
Who'll stop the rain?
you have da powa!
support!!!