Paul McCartney and Ringo Star are the only Beatles in the world.
Devendra Banhart.
Devendra Banhart.
Porque la tortilla de maíz tiene su encanto, digamos, como para los tacos de borrego o el bisteck ranchero o los tacos de mantarraya. Pero la tortilla de harina es "la" tortilla. La tortilla de harina sabe chingona hasta con la comida mas fancy para muchos: la langosta.
Así pasaba con George. Era integrante del grupo más famoso del mundo pero su espíritu era otro, su espíritu no estaba siempre ahí tocando Penny Lane.
Durante el transcurso de la vida siempre necesita uno de un Paul, de un John -de un Ringo solo los más aventados-, para darnos nuestro toque de pertenencia. Pero en el fondo uno sabe que la tortilla de harina es la mera sabrosura y que sabe bien con todo.
Igual que George: basta con deleitarme con los acordes de la guitarra Harrisoniana para saber que es MI tortilla de harina.
Durante mucho tiempo preferí a John, porque el era el líder, el que gustaba de la notoriedad, de la extravagancia y las campañas de protesta. Al igual que la tortilla de maíz, que tanto me encantaba, ya que sentía que nada sabía bien si no era con maíz de por medio- oh my gosh, what a mexican!Ay caramba!-.
Ahora ya no es así, ahora me gusta lo que llena, lo que no sobresale, lo que no necesita de nada más para tener un buen sabor (la tortilla de maíz sin nada sabe a eso, a la nada).Por eso George es mi tortilla de harina, porque lo puedo saborear, porque me deja descubrirle nuevos sabores y otras formas de expresión.
Últimamente he escuchado mucho al buen George, y siento ofender a los puristas con lo siguiente pero, en verdad me llega más su sitar que todas las palabras de Yesterday o de Woman, ni decir nada de los tamborazos del Star.
Estoy admirando a gente que se arriesga a ser lo que és, y para mí, George era eso, un espíritu tan libre que en realidad a nadie le sorprendía nada acerca de él, mucho menos podía atarse a la idea de regresar a un gran comeback multimillonario. Nunca peleó ser el frontman de un grupo que ya tenía demasiados frontman's para siquiera pelear el reflector con otro. Mejor era para él hacer sus cosas, no importando si era el más talentoso, el más rico, nomás pretendía ser él. El rarito, dicen algunos detractores, quizá por su personalidad aislada y evasiva o la poca relación que tenía con las cámaras y las palabras.
Porque no vale madre andar renegando por lo que uno es o fué, es mejor aventarse el tiro de que el mundo lo quiera a uno como un paquete completo. Es, por así decirlo, una actitud encaminada a una vida feliz y sin pedos.
Así fué George, alguien que no peleó nada, solo obtuvo lo que quiso, lo que estaba destinado a dársele a una persona como él, tan él.
George era como un buen taco de carne asada: George tenía la salsa, el guacamole, la cebolla, los frijoles y el repollo. George tenía un sabor que era tan familiar para muchos pero tan poco tomado en cuenta por otros.
Para los Beatles, George era la tortilla. Sin George, los Beatles solo hubieran sido una carne asada dispuesta a degustarse con tenedor y cuchillo, así, sin arrebatarle el sabor, sin chuparte los dedos.
Para mí, él es la cebolla en mi comida, es indispensable para darle buen sabor, es el que me saca sonrisas, es el que me hace escribir una analogía entre su maravillosa aportación a la música y mi comida favorita.
George es mi consentido. George nunca morirá mientras sigan saliendo las tortillas de harina de la estufa, de las taquerías o de las tiendas de discos.
Así pasaba con George. Era integrante del grupo más famoso del mundo pero su espíritu era otro, su espíritu no estaba siempre ahí tocando Penny Lane.
Durante el transcurso de la vida siempre necesita uno de un Paul, de un John -de un Ringo solo los más aventados-, para darnos nuestro toque de pertenencia. Pero en el fondo uno sabe que la tortilla de harina es la mera sabrosura y que sabe bien con todo.
Igual que George: basta con deleitarme con los acordes de la guitarra Harrisoniana para saber que es MI tortilla de harina.
Durante mucho tiempo preferí a John, porque el era el líder, el que gustaba de la notoriedad, de la extravagancia y las campañas de protesta. Al igual que la tortilla de maíz, que tanto me encantaba, ya que sentía que nada sabía bien si no era con maíz de por medio- oh my gosh, what a mexican!Ay caramba!-.
Ahora ya no es así, ahora me gusta lo que llena, lo que no sobresale, lo que no necesita de nada más para tener un buen sabor (la tortilla de maíz sin nada sabe a eso, a la nada).Por eso George es mi tortilla de harina, porque lo puedo saborear, porque me deja descubrirle nuevos sabores y otras formas de expresión.
Últimamente he escuchado mucho al buen George, y siento ofender a los puristas con lo siguiente pero, en verdad me llega más su sitar que todas las palabras de Yesterday o de Woman, ni decir nada de los tamborazos del Star.
Estoy admirando a gente que se arriesga a ser lo que és, y para mí, George era eso, un espíritu tan libre que en realidad a nadie le sorprendía nada acerca de él, mucho menos podía atarse a la idea de regresar a un gran comeback multimillonario. Nunca peleó ser el frontman de un grupo que ya tenía demasiados frontman's para siquiera pelear el reflector con otro. Mejor era para él hacer sus cosas, no importando si era el más talentoso, el más rico, nomás pretendía ser él. El rarito, dicen algunos detractores, quizá por su personalidad aislada y evasiva o la poca relación que tenía con las cámaras y las palabras.
Porque no vale madre andar renegando por lo que uno es o fué, es mejor aventarse el tiro de que el mundo lo quiera a uno como un paquete completo. Es, por así decirlo, una actitud encaminada a una vida feliz y sin pedos.
Así fué George, alguien que no peleó nada, solo obtuvo lo que quiso, lo que estaba destinado a dársele a una persona como él, tan él.
George era como un buen taco de carne asada: George tenía la salsa, el guacamole, la cebolla, los frijoles y el repollo. George tenía un sabor que era tan familiar para muchos pero tan poco tomado en cuenta por otros.
Para los Beatles, George era la tortilla. Sin George, los Beatles solo hubieran sido una carne asada dispuesta a degustarse con tenedor y cuchillo, así, sin arrebatarle el sabor, sin chuparte los dedos.
Para mí, él es la cebolla en mi comida, es indispensable para darle buen sabor, es el que me saca sonrisas, es el que me hace escribir una analogía entre su maravillosa aportación a la música y mi comida favorita.
George es mi consentido. George nunca morirá mientras sigan saliendo las tortillas de harina de la estufa, de las taquerías o de las tiendas de discos.
AUDIO
Obvious
HUMOR
Cada vez escribo más cosas
que nomás yo entiendo
DATO CURIOSO
All things must pass
-este post es meramente personal-
Obvious
HUMOR
Cada vez escribo más cosas
que nomás yo entiendo
DATO CURIOSO
All things must pass
-este post es meramente personal-
Y las tortillas de Harina son otro pedo, si alguna vez me caso va ser con una que sepa hacer tortillas de harina caseras y no de la tía rosa jajaja.
Saludos compañera. =)