Tengo múltiples facetas, algunas, mejores que otras.
Aunque ha pasado el tiempo me sigue costando trabajo el hecho de nivelar mis gustos, mis cosas favoritas, mi manera de ser.
Existieron dos sucesos que me hicieron llegar a ésta conclusión:
SUCESO 1
Fuí al mercado a hacer las compras semanales de vital importancia (una revista, sodas, papas y esas cosas que me aligeran la vida cuando veo la tele) y me encontré a una compañera de la secundaria.
Ella se miraba más ruca que mi tía y traía un carrito lleno de comida y 3 niños. Nos saludamos muy efusivamente (raro en mí, pero sí me dió gusto verla) y me preguntó que había hecho durante todos éstos años.
Al momento de responder "pués me metí a la uni, me gradué y me puse a trabajar" me dí cuenta que ya no tenía nada más que decir.
Mi amiga, por su lado, me contó que tuvo su primer bebé a los 18, que se había separado del papá del primer bebé y que había tenido dos niños más con otra persona. Me contó como cuidar niños era bien difícil, al igual que ser ama de casa y tener la responsabilidad de proveer lo necesario para el hogar. Trabaja en una estética y me dijo que se le dificulta mucho ir a los eventos escolares de sus hijos.
La plática se extendió como por media hora, ella hablaba, yo escuchaba.
Amablemente -creo que después de ver mi cara de aburrimiento total- me dijo que si salía, que si pisteaba, que que hacía para divertirme.
Por un momento me dió pena decirle "no pues sí, me tomo unas caguamas Victoria, juego Rock Band y tengo un blog donde escribo pendejadas, también voy a tomar café y a una cantina bien bonita donde por pocos pesos sales hasta el queso".
Me sentí juvenil por primera vez en mucho tiempo, pero me dí cuenta de que si en la secu eramos diametralmente diferentes en cosas insignificantes, ahora lo somos de manera real.
SUCESO 2:
Hace dos viernes estaba en mi casa sin absolutamente nada que hacer. Llegó una amiga y nos disponíamos a ir al Extra de la esquina a comprar unas helodias cuando llegó otra amiga y su novio. Fuimos a Soriana por alcohol y nos invitaron a ir a la casa de un compa de ellos a pistear.
Llegamos al depa clásico de un universitario (memories): platos miles sucios miles, chingaderas colgadas por ahí, mucha ropa tirada, sillas que no combinan, y claro, mucha verde.
Todo bien después de destapar las cervezas, de rolarla, de burlarnos de la Tigresa del Oriente, de hacer cosas pendejas y hablar de más cosas pendejas aún.
Me la pasé agusto, pero como que esas ondas universitarias del ahí se me pasan cuando....mmm, bueno, cuando traigo el mood correcto, y con mood correcto quiere decir que cuente con un día posterior sin absolutamente ninguna actividad, porque como han de saber, ya al día siguiente de cualquier onda de ésas me siento como perrito atropellado, contenis, pero atropellado a fin de cuentas.
Y es que el fumar nomás para sentirte como que bien chilo es de weba. Yo fumo cuando se me antoja, porque me gusta, porque ando de buenas, nada más, nada menos; no lo hago para filosofar ni para entrar al estado de pendejez total, ya bastante tengo con la habitual como para andarme fabricando otra.
Ahora bien, el gran pedo es encontrar el balance, un punto sano y divertido entre una cosa y la otra, sin caer en la comodidad excesiva que brinda estancarte.
El pedo es brincar, sin irte de tí mismo, con todo lo que ésto implique.
Por eso, como indica la foto, soy una morra con un huarache y un tacón.
Ni hablar.
Aunque ha pasado el tiempo me sigue costando trabajo el hecho de nivelar mis gustos, mis cosas favoritas, mi manera de ser.
Existieron dos sucesos que me hicieron llegar a ésta conclusión:
SUCESO 1
Fuí al mercado a hacer las compras semanales de vital importancia (una revista, sodas, papas y esas cosas que me aligeran la vida cuando veo la tele) y me encontré a una compañera de la secundaria.
Ella se miraba más ruca que mi tía y traía un carrito lleno de comida y 3 niños. Nos saludamos muy efusivamente (raro en mí, pero sí me dió gusto verla) y me preguntó que había hecho durante todos éstos años.
Al momento de responder "pués me metí a la uni, me gradué y me puse a trabajar" me dí cuenta que ya no tenía nada más que decir.
Mi amiga, por su lado, me contó que tuvo su primer bebé a los 18, que se había separado del papá del primer bebé y que había tenido dos niños más con otra persona. Me contó como cuidar niños era bien difícil, al igual que ser ama de casa y tener la responsabilidad de proveer lo necesario para el hogar. Trabaja en una estética y me dijo que se le dificulta mucho ir a los eventos escolares de sus hijos.
La plática se extendió como por media hora, ella hablaba, yo escuchaba.
Amablemente -creo que después de ver mi cara de aburrimiento total- me dijo que si salía, que si pisteaba, que que hacía para divertirme.
Por un momento me dió pena decirle "no pues sí, me tomo unas caguamas Victoria, juego Rock Band y tengo un blog donde escribo pendejadas, también voy a tomar café y a una cantina bien bonita donde por pocos pesos sales hasta el queso".
Me sentí juvenil por primera vez en mucho tiempo, pero me dí cuenta de que si en la secu eramos diametralmente diferentes en cosas insignificantes, ahora lo somos de manera real.
SUCESO 2:
Hace dos viernes estaba en mi casa sin absolutamente nada que hacer. Llegó una amiga y nos disponíamos a ir al Extra de la esquina a comprar unas helodias cuando llegó otra amiga y su novio. Fuimos a Soriana por alcohol y nos invitaron a ir a la casa de un compa de ellos a pistear.
Llegamos al depa clásico de un universitario (memories): platos miles sucios miles, chingaderas colgadas por ahí, mucha ropa tirada, sillas que no combinan, y claro, mucha verde.
Todo bien después de destapar las cervezas, de rolarla, de burlarnos de la Tigresa del Oriente, de hacer cosas pendejas y hablar de más cosas pendejas aún.
Me la pasé agusto, pero como que esas ondas universitarias del ahí se me pasan cuando....mmm, bueno, cuando traigo el mood correcto, y con mood correcto quiere decir que cuente con un día posterior sin absolutamente ninguna actividad, porque como han de saber, ya al día siguiente de cualquier onda de ésas me siento como perrito atropellado, contenis, pero atropellado a fin de cuentas.
Y es que el fumar nomás para sentirte como que bien chilo es de weba. Yo fumo cuando se me antoja, porque me gusta, porque ando de buenas, nada más, nada menos; no lo hago para filosofar ni para entrar al estado de pendejez total, ya bastante tengo con la habitual como para andarme fabricando otra.
Ahora bien, el gran pedo es encontrar el balance, un punto sano y divertido entre una cosa y la otra, sin caer en la comodidad excesiva que brinda estancarte.
El pedo es brincar, sin irte de tí mismo, con todo lo que ésto implique.
Por eso, como indica la foto, soy una morra con un huarache y un tacón.
Ni hablar.
AUDIO
Gogol Bordello (rifa!)
HUMOR
Reflexiva
DATO CURIOSO
La necesidad es un pretexto
Gogol Bordello (rifa!)
HUMOR
Reflexiva
DATO CURIOSO
La necesidad es un pretexto
Sabe, hay que filosofar en cualquier momento y en cualquier estado, hay que buscar brindarle sentido a nuestra existencia pero más allá de una simple rutina que nos haga "sentirnos como que nos sentimos bien".
Es decir, yo creo que nomás tenemos una faceta, nada de múltiples, múltiples serían ser diferentes a cada momento y la verdad, la mayoría de las personas son siempre iguales, pero eso si, se creen como que muy acá, dentro de si mismos.