Vivo en una ciudad llamada Mexicali, localizada en el estado de Baja California; un estado donde reina la cultura ecléctica, donde por un lado suenan los narcocorridos y por otro el reggaeton se apodera de las avenidas principales pero si volteas están en chinga unos cholos queriendo presumir sus Honda's Civic.
Es una ciudad relativamente pequeña, atrapada entre cerros, en un hoyo -literalmente-, con días y días llenos de sol, de calor, de sudor.
El invierno dura poco pero su espíritu prevalece toda la primavera.
Mexicali es ambigua: las división clasista y la segregación está por todos lados pero, como "sociedad cachanilla" nos gusta disimular y pretender que todos juntos agarrados de las manos iremos a apoyar a los Soles de Mexicali, que son, hasta ahorita, lo menos vergonzoso en cuando a representación deportiva se refiere (de los Aguilas ni hablemos, puras tragedias, puro villamelón que solo va a verlos para embrutecerse y llenarse las arterias de manteca con las salchichas Buba -que están bien buenas eso sí-).
Aquí todo es del negro al blanco, sin puntos intermedios. Las personas somos determinantes, invasivas, contreras, malencaradas, exageradas.
Los eventos autodenominados como culturales son tan escasos como poco accesibles. Ir a una obra de teatro independiente cuesta alrededor de 100-200 pesos. Los conciertos con artistas de renombre vienen poco y el costo es alto, muy alto.
Cada año se organizan las mentadas Fiestas del Sol, que es una feria local que presenta buenas opciones en el Teatro del Pueblo -nombre que se me hace patético por cierto-, pero tampoco son accesibles para todos.
Sin embargo, hay opciones gratuitas que bien vale la pena conocer, por ejemplo, como la exhibición de películas los lunes y miércoles en el Ceart, las presentaciones de libros en el Café Literario, los tianguis culturales, los eventos organizados con Mamá Chela o en la Galería de Pueblo Nuevo, pero todo tiene un pero: no hay difusión, y es ahí a donde vuelvo al tema de la sectorización y monopolización de las agendas en nuestra amada ciudad.
Pareciera ser que nadie quiere que se enteren los otros. Los grupos organizadores guardan tan celosamente sus reuniones o presentaciones cual si fueran secreto de Estado, y por ende, ven con ojitos mamonsones como estos ¬¬ a aquellos individuos que osen perturbar el orden y la correcta distribución de las sillas en algún evento del que se enteraron de pura chiripa.
Será que por eso siempre odié las bolitas. Odio el sentido de pertenencia a un determinado sector; sentirte muy acá porque eres de los que se publican, de los que entrevistan, de los que tienen un programa en algún canal local simplemente me parece perverso y pobre. No ser nadie porque no vas al Orange, al Blu, haces conferencias, no tienes blog, no sales en Sociales Plus en la Crónica o simplemente porque te gusta mantener un low profile es ridículo.
Ah que mi Mexicali, tan bondadoso y tan cruel al mismo tiempo. Tienes tantas maravillas tan poco apreciadas pero al mismo tiempo la mafia que domina tus sectores hace que algunos perdamos poco a poco la fé.
Yo me quedo con tus cerros, con tus historias, con tus callejoncitos pintorescos en el Centro Cívico, con tus parquesitos , tus pozos, la Salada, la Rumo, las playas alejadas en San Felipe. Me quedo en realidad contigo, no con esas pendejadas que tanto daño te hacen, no con esa mentalidad inhumana y cruel, llena de balazos y porquería.
Me quedo contigo, porque en tí conocí a gente linda, buena, amable y sincera, porque tú me has alejado a la carroña, porque a diario me haces sentir orgullosa de ser de tí, aunque me mates de calor.
Me quedo con los buenos momentos que en tí he pasado, los cuales siempre estarán ahí, en alguna parte.
Es una ciudad relativamente pequeña, atrapada entre cerros, en un hoyo -literalmente-, con días y días llenos de sol, de calor, de sudor.
El invierno dura poco pero su espíritu prevalece toda la primavera.
Mexicali es ambigua: las división clasista y la segregación está por todos lados pero, como "sociedad cachanilla" nos gusta disimular y pretender que todos juntos agarrados de las manos iremos a apoyar a los Soles de Mexicali, que son, hasta ahorita, lo menos vergonzoso en cuando a representación deportiva se refiere (de los Aguilas ni hablemos, puras tragedias, puro villamelón que solo va a verlos para embrutecerse y llenarse las arterias de manteca con las salchichas Buba -que están bien buenas eso sí-).
Aquí todo es del negro al blanco, sin puntos intermedios. Las personas somos determinantes, invasivas, contreras, malencaradas, exageradas.
Los eventos autodenominados como culturales son tan escasos como poco accesibles. Ir a una obra de teatro independiente cuesta alrededor de 100-200 pesos. Los conciertos con artistas de renombre vienen poco y el costo es alto, muy alto.
Cada año se organizan las mentadas Fiestas del Sol, que es una feria local que presenta buenas opciones en el Teatro del Pueblo -nombre que se me hace patético por cierto-, pero tampoco son accesibles para todos.
Sin embargo, hay opciones gratuitas que bien vale la pena conocer, por ejemplo, como la exhibición de películas los lunes y miércoles en el Ceart, las presentaciones de libros en el Café Literario, los tianguis culturales, los eventos organizados con Mamá Chela o en la Galería de Pueblo Nuevo, pero todo tiene un pero: no hay difusión, y es ahí a donde vuelvo al tema de la sectorización y monopolización de las agendas en nuestra amada ciudad.
Pareciera ser que nadie quiere que se enteren los otros. Los grupos organizadores guardan tan celosamente sus reuniones o presentaciones cual si fueran secreto de Estado, y por ende, ven con ojitos mamonsones como estos ¬¬ a aquellos individuos que osen perturbar el orden y la correcta distribución de las sillas en algún evento del que se enteraron de pura chiripa.
Será que por eso siempre odié las bolitas. Odio el sentido de pertenencia a un determinado sector; sentirte muy acá porque eres de los que se publican, de los que entrevistan, de los que tienen un programa en algún canal local simplemente me parece perverso y pobre. No ser nadie porque no vas al Orange, al Blu, haces conferencias, no tienes blog, no sales en Sociales Plus en la Crónica o simplemente porque te gusta mantener un low profile es ridículo.
Ah que mi Mexicali, tan bondadoso y tan cruel al mismo tiempo. Tienes tantas maravillas tan poco apreciadas pero al mismo tiempo la mafia que domina tus sectores hace que algunos perdamos poco a poco la fé.
Yo me quedo con tus cerros, con tus historias, con tus callejoncitos pintorescos en el Centro Cívico, con tus parquesitos , tus pozos, la Salada, la Rumo, las playas alejadas en San Felipe. Me quedo en realidad contigo, no con esas pendejadas que tanto daño te hacen, no con esa mentalidad inhumana y cruel, llena de balazos y porquería.
Me quedo contigo, porque en tí conocí a gente linda, buena, amable y sincera, porque tú me has alejado a la carroña, porque a diario me haces sentir orgullosa de ser de tí, aunque me mates de calor.
Me quedo con los buenos momentos que en tí he pasado, los cuales siempre estarán ahí, en alguna parte.
AUDIO
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HUMOR
Migrañoso
DATO CURIOSO
Ignore the ignorant
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