Hay muchas cosas descompuestas por aquí, las manecillas del reloj se detienen, la licuadora no muele hielo, el despertador suena antes y para colmo el teclado está triste porque le falta un número.
Las cosas descompuestas a menudo duran más de lo que deberían, como por ejemplo, los deseos.
Los deseos son animales hambrientos que se la pasan cazando a presas jugosas y eternas, para guardar en el baúl de los recuerdos el sabor del triunfo y la supremacía. Un deseo descompuesto solo está a la expectativa de que le caiga cualquier malogrado bisteck, el que sea que sirva para mitigar de manera mediocre un hambre insasiable.
Un deseo descompuesto reniega de serlo, y se la pasa pidiendo a gritos a un mecánico, a un electricista o ya de perdida a una costurera para que lo devuelva a su estado natural, al estado que cualquier deseo debería de tener.
A menudo, el deseo descompuesto se equipara a un deseo enfermo, y no son la misma cosa, son abismalmente diferentes.
El deseo descompuesto te otorga la facilidad del silencio, y con ello, te da la libertad de apagar el switch y continuar llevando a tus instintos a sus caminos pseudo normales y bien aceptados, de una manera llevadera, agradable y pasiva.
Vamos, un deseo descompuesto es como un amigo que te quita los lentes para que te vayas, lentamente y sin escalas, hacia el abismo, sin pronunciar una palabra o por lo menos dirigirte.
Categóricamente, el deseo enfermo provoca un estado de excitación natural por aquello que se considera prohibido, irreal, siniestro y extremadamente inalcanzable, manteniendo al sujeto en altos niveles de hilaridad con tan solo pensar en la posibilidad de consumar sus más violentos pensamientos.
El deseo descompuesto se queda en nosotros, esperando; espera ser reparado, ser consumado, ser reemplazado, pero siempre está ahí, acechando hasta el último de tus movimientos.
Quiero algún día consumar mis deseos descompuestos.
Son tantos que, probablemente, si los tradujera en palabras, escucharlos se podría equiparar a introducir una verga poderosa en un virginal abismo.
Las cosas descompuestas a menudo duran más de lo que deberían, como por ejemplo, los deseos.
Los deseos son animales hambrientos que se la pasan cazando a presas jugosas y eternas, para guardar en el baúl de los recuerdos el sabor del triunfo y la supremacía. Un deseo descompuesto solo está a la expectativa de que le caiga cualquier malogrado bisteck, el que sea que sirva para mitigar de manera mediocre un hambre insasiable.
Un deseo descompuesto reniega de serlo, y se la pasa pidiendo a gritos a un mecánico, a un electricista o ya de perdida a una costurera para que lo devuelva a su estado natural, al estado que cualquier deseo debería de tener.
A menudo, el deseo descompuesto se equipara a un deseo enfermo, y no son la misma cosa, son abismalmente diferentes.
El deseo descompuesto te otorga la facilidad del silencio, y con ello, te da la libertad de apagar el switch y continuar llevando a tus instintos a sus caminos pseudo normales y bien aceptados, de una manera llevadera, agradable y pasiva.
Vamos, un deseo descompuesto es como un amigo que te quita los lentes para que te vayas, lentamente y sin escalas, hacia el abismo, sin pronunciar una palabra o por lo menos dirigirte.
Categóricamente, el deseo enfermo provoca un estado de excitación natural por aquello que se considera prohibido, irreal, siniestro y extremadamente inalcanzable, manteniendo al sujeto en altos niveles de hilaridad con tan solo pensar en la posibilidad de consumar sus más violentos pensamientos.
El deseo descompuesto se queda en nosotros, esperando; espera ser reparado, ser consumado, ser reemplazado, pero siempre está ahí, acechando hasta el último de tus movimientos.
Quiero algún día consumar mis deseos descompuestos.
Son tantos que, probablemente, si los tradujera en palabras, escucharlos se podría equiparar a introducir una verga poderosa en un virginal abismo.
AUDIO
Hurt.mp3
HUMOR
Entre el regocijo y la apatía
DATO CURIOSO
"El idealismo en el que nosotros nos vemos inmersos día con día,
hace que ese sentimiento que vamos generando sea mas puro porque
no ha sido mancillado con semen o flujo".
Hurt.mp3
HUMOR
Entre el regocijo y la apatía
DATO CURIOSO
"El idealismo en el que nosotros nos vemos inmersos día con día,
hace que ese sentimiento que vamos generando sea mas puro porque
no ha sido mancillado con semen o flujo".
Su post me ha dado un gran empujón.. Ya hacia falta leerla!
Que bueno que regresó!
Un cigarrito?